soy un naufrago en una palancana

Con Mia Sarah me esperaba ver un pastelón... y así fue, todo un pastelón. Aunque a su favor he de decir que muy distinto a los demás, lo que es de agradecer.
Tiene momentos surrealistas que hacen que sea interesante esta película y no se quede en el olvido de las películas ñoñas.
Me gustó la ambientación que le han dado, años 70-80, cuidando detalles como esos teléfonos de rueda, ese cronómetro digital de primera generación, los botes de trina como lo último de lo último, o la inevitable botella de gaseosa con tapón a presión.
Pero lo mejor sin duda sus personajes, a cual de ellos mas extraño y desvariado.
Este Daniel Guzmán clava este tipo de papeles de chico bobalicón, en cada película le da otro matiz pero siempre acaba siendo un poco ingenuo. La Verónica Sánchez cada vez mas lejos de los serranos. El chaval Manuel Lozano que no para de hacer películas. Y ese abuelo al que Fernando Fernán Gómez no le cuesta ningún esfuerzo interpretar una y mil veces.
Pero hay otro personaje también desvariado que a la postre ha dejado un axioma que a partir de ahora se ha de convertir en dogma de fe. El que encarna Diana Palazón como neurótica hipocondríaca. Ella afirma que para las distintas patologías que sufre tiene sus propios remedios como el combatir la ansiedad comprándose zapatos. Pero sin duda el mejor es su remedio contra el estreñimiento: ir al corte inglés. Lo que sin duda me recordó algo


De el número 23 solo me quedo con una cosa: que yo nunca podré llegar a estar tan paranoico como su personaje porque nunca se me ha dado bien el cálculo mental. Nunca he sido de los de sumar muy rápido, no llego al extremo de usar dedos de la mano pero casi, siempre he pensado que las calculadoras se inventaron para algo.
Lo que está claro es que hay gente muy fuera de sus cabales. Ver el número 23 por todas partes no es síntoma de estar cuerdo. Y menos aun intentar encontrarle sentido. Y si no haced el esfuerzo de mirad este enlace y al acabar decir si no hay gente mas pallá que pacá, frikis de las matemáticas.
No es la mejor película de Joel Schumacher, me sigo quedando con la ya vieja 'jovenes ocultos'. Y el Jim Carrey que quiere dejarse su antiguo papel de idiota solo para su vida real, todavía no lo ha conseguido pero parece que avanza.