soy un naufrago en una palancana

he sido padre y me han cambiado muchas cosas como ya os comenté. Pero una de las mas curiosas es una manía que he adquirido aunque no me trae buenos frutos.

Y es que con eso de preparar biberones uno le coge afición a darle movimiento al líquido de dentro, para que la leche y el agua se compacten de la mejor forma y evitar así que se formen grumos. Pues ahora bebida que cojo bebida que agito. Es tener una botella en mis manos e irremediablemente le doy a la baticao.

Si es agua lo que manejo no hay problema, pero ya he tenido dos sucesos trágicos. El primero con un bote de cocacola en el que tuve la suerte de darme cuenta de mi acto reflejo antes de abrirlo, por lo que la presión del gas no hizo sus efectos. Devolví el bote a la nevera en espera de que la agitación se evaporara, y por lo que se, nadie cayó en la trampa de abrirlo, porque lo reconozco, me callé como un cobarde.
Y el segundo tuvo sus consecuencias mas graves. Y es que cogí el tetrabick de leche y le dí agitación. Resultado: leche desparramada por el suelo. Esta vez sí que tuve que recurrir al mocho para solucionar el estropicio montado. Menos mal que la cosa no fue a mayores, en ese momento podría haber entrado la señora de la casa y además de tener que limpiarlo me hubiera ganado una buena y merecida reprimenda.


daños colaterales lo llamarían en el pentágono.